Análisis realizado por: Miki Toledano
CANCIÓN: ÉSA SERÁ MI CASA (1970)
INTÉRPRETE: Nino Bravo
COMPOSITOR: Álvaro Sebastián, Carmen Fons, Enrique Carnicer
ARREGLOS: J.C. Calderón
REVISIÓN: Guille Milkiway de La Casa Azul
(en el 40 aniversario de la muerte de Nino Bravo)
Clases de canto e interpretación
1. ¿Quién es el/la protagonista/as de la acción o quién es el/la que cuenta la historia? ¿A quién va dirigido/a?
La letra está contada en primera persona. Y el protagonismo recae en una casa. Utilizando sus elementos para dirigirse a la Vida, y por extensión, al paso del tiempo y lo que hacemos de ella y con ella mientras la vivimos.
2. Tema o historia de la canción (datos de interés, año, autor, sucesos, referencias, etc.)
Salió en 1970 como Cara B del single cuyo hit súper ventas fue “Te quiero, te quiero” de la otra cara.
Fue la escogida por el cantante para aspirar a representar a España en Eurovisión aquel año, pero la elegida finalmente fue “Gwendolyne” de Julio Iglesias.
3. Narrativa, cómo está explicada la acción - está en pasado, en presente, en futuro etc.
El tema está cantado utilizando el futuro en prácticamente todos sus tiempos verbales. Cuando no, son subjuntivos, lo que viene a denotar escenarios que aún no se han dado, y que por tanto, se sitúan en el terreno de los futuribles
4. Sentimientos y emociones que aparecen dentro de la canción.
Orden de sentimientos, o estados emocionales si el tema tiene varios registros.
Conjuga un inicio susurrante y atemperado, para eclosionar en el estribillo.
La segunda estrofa vuelve a adquirir esa textura de introspección, de recogimiento, aunque con más brío. Para empujar de nuevo al estribillo, que sale proyectado ahora sí como un huracán, y que irá ganando en fuerza a medida que se repite varias veces, sucesivamente, hasta el final.
Para ello se sirve de una subida de tono justo a mitad de este tramo final, así como de un ligero cambio en la lírica de las respuestas que dan juego a cada “Esa será mi casa”. Cuando me vaya yo y cuando te diga adiós se resuelven en mi desolación.
Acaba de rematarlo un chorro poderoso de voz, que se alarga aguantando el último tono hasta el recopetín instrumental final.
En resumen, tanto la lírica como la composición musical del tema recorren pasajes en paralelo, adecuándose a los estados que pretenden inspirarnos y sugerirnos. Nos va transportando en un vaivén de contrastes. De lo que parecería contagiarnos melancolía, bordeando la tristeza y la resignación, se desata la liberación que otorga la serenidad, y con ella la expansión (reflejada en la amplitud vocal que nos brinda el estribillo, en contraposición con las estrofas).
5. Palabras clave que definen o resumen la canción.
Libro / Árbol / Casa / Adiós / Polvo / Recuerdo / Luz / Desolación
6. Situar la canción en el tiempo y en el espacio. Dónde está sucediendo la acción físicamente o la narrativa de esta.
No existe acción como tal, más allá de imágenes evocadoras recreadas por el autor con intención metafórica.
Nos sitúa en unas coordenadas que nos remiten a la comodidad, la estabilidad, la inmanencia del hogar (espacios cerrados, seguros, refugios, descanso...) frente a la volatilidad de la vida y sus avatares, que nos ponen ante dificultades como la despedida, la pérdida, el desamor...
Y como conector de ambos estadios, la memoria y el recuerdo.
7. Pre, post y desenlace. Qué sucedió antes de lo que estamos contando, qué sucede después o si hay un posible desenlace futuro.
Pareciera estar escrita a alguien, pero yo creo que quizá es a la propia Vida, en mayúsculas. Es un canto a ella misma. Y precisamente de lo que habla es del recuerdo que dejamos, y por tanto de la inmortalidad que podemos alcanzar.
A lo largo de nuestra existencia dejamos cosas a medias (“un libro quedará abierto”), otras no nos atrevemos a acometer (“una carta sin escribir”), y al final nos vamos marchitando a medida que nos acercamos al final, que nos alejamos de ti, Vida (“del árbol caerá una hoja, y yo me alejaré de ti”). Pone de relieve conceptos como el paso del tiempo, los ciclos, las estaciones... y cómo ello nos acerca al final.
Pero podemos hacer que quede de nosotros respeto (“allí quedará mi silla sin que nadie se siente en ella”) y amor “entre las paredes viejas”, que siguen en pie a pesar de la erosión sufrida.
“El polvo”, símbolo que nos evoca también aquello en lo que tarde o temprano nos convertiremos, “sobre los muebles cubre nuestras huellas”, o sea sobre lo que somos y sobre lo que hemos acumulado, sobre cosas que nos definen como los libros y las figuras, o que nos explican como las fotos, extiende su manto cubriendo aquello que hemos tocado, que hemos impregnado de nosotros mismos, dejando en ellos un rastro único e intransferible.
De la misma manera, el viento se lo lleva todo a su paso, y según te dé bien puede afanarte hasta los recuerdos, cuando la vejez con sus achaques y la merma de capacidades te asolen. En semejante páramo, ¿cómo puede florecer el amor?
“Un cirio sin consumir, caerá sobre la mesa... se apagará su luz” casi parece una profecía autocumplida. Nino Bravo murió en un fatídico accidente de tráfico cuando estaba en lo más luminoso de su carrera, y entonces se apagó.
En este punto, y aunque quizá suene un tanto macabro, uno podría pensar que refiriéndose a que “se cerrará una puerta” nos habla de la del ataúd. Y que una vez allí dentro, ese habitáculo será precisamente la casa. La morada que ocuparemos cuando “me vaya yo”, “cuando te diga adiós”. Al fin, cuando, dé con mi cuerpo a tierra, hundido bajo la misma, “en mi desolación”.
Trabajo realizado por: Miki Toledano
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